quinta-feira, 9 de setembro de 2010

Texto de Joaquín Vidal para o catálogo

"El Antes, El Durante y El Después"

Por la ventanilla se sucede un paisage semidesértico, dentro se va desgranando Madredeus y con ella brotan las palabras que me hablan del después. Quizás, pensándolo bien, sean híbridos del durante-después. Ella todavía no sabe que van haciendo diana en el silencio.

Sofia beça trabaja sola, de espaldas al ajetreo, ensimismada y a la vez atenta. Sin prisa, sin pausa, con todo el control que se puede esperar. Aparentemente todo planificado, todo controlado.

Trabaja con los elementos más simples, barro y fuego, como si se tratara de letras aisladas que fuera agrupando, combinando, estructurando hasta encontrar su sitio y componer un poema.

Letras de barro que trabaja delicadamente, con paciencia y mimo, hasta que adquieren la apariencia y el significado de las letras de los códices antiguos. Nada carece de significado o tiene un sitio aleatorio. Las pequeñas piezas se disponen sobre sus soportes en función de un lugar y un tiempo vividos, agrupándose, abrazándose y separándose con color o esperanza.

Los colores de tierra, a veces salpicados por sombras de humo, hacen que la forma y disposición de los elementos, frecuentemente minimalistas, transmita toda la fuerza de su carácter.

Día a día, letra tras letra va conformando las páginas de un relato lleno de pasages intensos para el que se atreva a leerlo.

En la exposición "El Antes, el Durante y el Después", Sofia Beça nos ofrece la crónica del tránsito por la ausencia, el dolor y el reencuentro. Un viaje de lo general a lo particular, desde un mundo exterior, hacia el profundo interior donde encontrar los valores que permanecen inmutables y con ellos volver, si es posible, reforzada y renovada.

Poder contar con compañeros de viaje es siempre una valiosa aportación. Nuevos puntos de vista y el apoyo incondicional que se genera por el esfuerzo conjunto producen lazos indisolubles y obras inolvidables. Estos compañeros de viaje son Catarina Mendes y Vitor Hugo que aportan sus puntos de vista como fotógrafa y deseñador en algunas obras conjuntas.

Seguramente Sofia nos seguirá hablando durante mucho tiempo, con el barro desnudo, de su interior y de aquellos seres que la rodean y que han permanecido al alcance de su mano, merecedores de su abrazo y de otros nuevos que irán llegando y sin duda, poblando su jardín.

Joaquín Vidal
Muel Julio 2010

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